¿Tiene sencillo?

agosto 9, 2012

Cuando visitamos un banco, es normalmente para hacer alguna transacción u operación bancaria como realizar un depósito de efectivo, depositar un cheque o cobrarlo o para retirar una cantidad de dinero que regularmente sobrepasa lo que nos permiten los límites de un Cajero Automático.

Normalmente, si estas operaciones son para algún pago como el de una empresa de luz, agua o teléfono nos imaginamos haciéndola por Internet y si es una consulta, de la misma manera.

Entonces, cualquier persona podría pensar que cuando de un banco se trata ya todo está dicho en términos de innovación y lo único que puede diferenciarlos es la tasa de interés que ofrecen pagarnos por nuestros depósitos o que nos van a cobrar por aquel préstamo que queremos solicitar.

Sin embargo, si profundizamos un poco en la naturaleza del comportamiento del ciclo del dinero en nuestro día a día, nos podremos dar cuenta de algunas necesidades insatisfechas que tenemos y que nunca nadie ha reparado en ellas o por lo menos, nadie le ha dado importancia. Lo peor de todo es que nosotros como usuarios somos incapaces de pedir, exigir o por lo menos sugerir y ni pensar en algún mecanismo por el cual puedan escuchar y priorizar nuestra necesidad.

Una de ellas es la necesidad de disponer de sencillo.  ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con la necesidad de contar con unas monedas para comprar un diario, para tomar un taxi, para dar una propina al niño que nos ha cuidado el auto o para dar la limosna en misa?  Muchas, pero démonos unos minutos para analizar esta situación.  En la mayoría de los casos estamos dispuestos a perder tiempo buscando un lugar para comprar algo con un billete de 50 o de 20 Soles o de 20 y lograr el ansiado sencillo.  Pero no es así de sencillo, valga la redundancia, cuando el común de nuestros conciudadanos que gana el sueldo mínimo vital que asciende a S/. 675 dispone de su correspondiente parte proporcional al día. La cantidad resultante es S/. 22.50 pero con los descuentos respectivos del impuesto a la renta, AFP y otros, pues resulta en menos de S/. 20.  Y para disponer de menos de 20 Soles es indispensable al menos manejar cuatro monedas de 5 Soles.

Entonces, podemos concluir que el sencillo ocupa una parte importante de nuestra actividad económica y sobre todo el común de nosotros los peruanos.  Por el lado de la necesidad, ya podemos concluir que definitivamente lo es.

Sin embargo, debemos también recurrir a entender la diversidad de sentimientos por los que transcurrimos en el proceso de lograr contar con sencillo en una oportunidad particular. Analicemos: ¿Le ha pasado que hemos detenido, apuradamente, un taxi porque necesitamos llegar con urgencia a un lugar? Y cuando hemos subido recordamos que no tenemos sencillo y que debemos proceder a preguntar al chofer: “¿Maestro, tiene cambio de 50, no?”  Y nos recorre una mezcla de vergüenza, incomodidad, derecho y sobre todo miedo, porque ya nos estamos imaginando recibir un improperio y nos imaginamos estar buscando al siguiente taxi, que quiera cambiarnos el billete y darnos el debido vuelto.  Pero; esa no es la situación en la que podremos transitar por una amalgama de sentimientos incómodos por la necesidad de sencillo. La peor es si nosotros nos ponemos a buscarlo antes de tomar el taxi, entonces caminamos hacia un comerciante ambulante o hacia una tienda o un grifo y gentilmente les decimos: “¿Me puede cambiar este billete de 50 Soles?”  Entonces lo que encontramos es un gesto adusto que nos dice: “Y ¿qué va a comprar?”.  Realmente es un momento de lo más incómodo que nos toca enfrentar por la mezcla de frustración, vergüenza e impotencia por el chantaje del que somos víctimas por la necesidad de sencillo, nada mas incómodo que necesitar sencillo.

Ante esta situación, ¿por qué los bancos no instalan una maquinita que nos permita introducir un billete de 50 Soles y nos arroje 6 monedas de 5 Soles y  20 monedas de un Sol?

No, ¿para qué?  No es necesario; que paguen con tarjeta de débito, con tarjeta de crédito o con cheque o con pago móvil, por último.

Pues es momento preciso para identificar la oportunidad de generar la innovación, resolver una situación especial haciendo uso de formas, métodos o medios que no están disponibles y que somos capaces de crear o de adaptar y que serán solución para un problema o que cambiarán una situación para mejor.

En una situación similar a la descrita con bastante detalle; es que surgió la oportunidad de crear un dispositivo similar a un Cajero Automático, con la diferencia que en lugar de dispensar billetes, fuera capaz de dispensar monedas.

La idea parece sencilla, la problemática parece inexistente y los resultados no son demostrables a priori. Sin embargo es un dispositivo muy apreciado por los usuarios o clientes y que contra lo que cualquiera pudo pensar, se hizo acreedor a un Premio Nacional Anual a la Creatividad Empresarial.  Si la condición para implementarlo era lograr un sólido «business case» que sustente un gran retorno sobre la inversión de este dispositivo electrónico, nunca se hubiera tomado la decisión de continuar con el Proyecto.  No sólo porque económicamente era muy difícil de sustentarlo, sino que además no existía el dispositivo.  En esta situación, una importante empresa de tecnología del Perú;  tomó el reto y con su cadena de alianzas con fabricantes orientales fue capaz de diseñar un dispositivo de bajo costo y de bastante resistencia, que nació de la unión de los conceptos de una máquina dispensadora de saldos y de una máquina tragamonedas (slot machine).

Hoy, luego de más de 7 años puedo contar que para poder crecer con la aplicación de estos dispensadores de monedas, se tuvo que superar posiciones de resistencia al cambio inimaginables. Pero así es el proceso de innovación: si no genera resistencia, no es lo suficientemente disruptiva. Lo importante es perseverar, perseguir el objetivo, lograr el convencimiento por cualquier método, porque luego será recordado el proceso previo como una anécdota más, totalmente intrascendente respecto de los transformacionales resultados de la innovación.

Innovación es tratar, fracasar, frustrarse, molestarse.  Innovación no es hacer lo fácil, no es lo demostrable de manera sencilla, no es lo que todos pueden hacer.  Es lo que pocos logran. Pero sí es importante tener en cuenta que la innovación debe terminar generando los resultados trascendentes que transforman las costumbres, que reconocen la importancia de la innovación en la rutina de los clientes y en el cambio del comportamiento en bien de muchos.

Hoy es común ver que un taxi se detiene cerca de uno de estos dispensadores de monedas, desciende el pasajero (cliente de ese banco) inserta su tarjeta de débito en la máquina, obtiene las monedas que requiere y vuelve a subir al taxi, para continuar su camino.  Ya no hay frustración, chantaje o miedo, sólo satisfacción por continuar con su camino y llegar a tiempo a su destino sin más estrés, relajado y con muchas ganas de mantener sus cuentas en ese banco que tuvo una idea innovadora: la de eliminar una incomodidad en el ciclo común del efectivo.

Como éstas, ¿cuántas otras oportunidades existirán?

Es increíble cuán descuidado puede ser uno con su propia salud, o cuánta mayor prioridad le damos a otras cosas como el trabajo, las reuniones, las preocupaciones de otros (familia, amigos, colaboradores, etc.), pequeños problemas y a la rutina! Un día, debido a que había pasado más de un año y medio desde mi último chequeo oftalmológico, donde me dieron la ingrata noticia que tenía que usar anteojos por la presbicia natural pasada la barrera de los cuarenta años (los cuarenta no los pongo en números porque me siento de base 3), aunque tenía 20/20 (veinte sobre veinte), y debido también a la insistencia de mi esposa, decidí programar una cita para mi chequeo en Oftalmosalud. Acudí muy puntual a una cita que mi asistente me ayudó a programar, les cuento que ir es todo un trámite, sobre todo si vienes y estás afiliado a un seguro de salud, así que destinen más o menos un 15% de su tiempo para trámites de hojas de atención, formularios, historias, preguntas, pagos y recojo de boletas, formatos e indicaciones de cómo llegar a los diferentes ambientes necesarios de visitar, un 50% del tiempo esperando para que los atiendan (no se para que se programan citas si hay tanto que esperar y en promedio te atienden una hora más tarde de la hora asignada en tu cita) y el restante 35% del tiempo para la atención médica en si. Finalmente llegué a mi turno del chequeo, me tocó un doctor. muy simpático que tarareaba una canción lo que denotaba, por suerte para mi, que estaba de muy buen ánimo mientras que me iba revisando y me preguntaba si tenía o había tenido una serie de enfermedades como hipertensión, diabetes u otras.  Luego de varias revisiones con unas maquinitas que te hacen sentir como que estás mirando por el periscopio de un submarino, tomó un papel y dibujó mis dos ojos y en el izquierdo “achuró” una parte significativa del dibujo de mi ojo y llenó un formulario que parecía un crucigrama con por lo menos 40 casilleritos en blanco, por suerte en mi caso sólo llenó como 8.  Luego me enteré que cada uno de esos casilleritos era un chequeo que me debían hacer como campo visual, presión oftalmológica, no se qué con el nervio óptico y algunas otras palabras “irreproducibles” por lo complejo de su sintaxis. Lleno el papelito y me dijo “tenemos que hacerte un descarte de glaucoma y además tienes un terigio que debemos operar a la brevedad, así que ve al “counter” (a la salida de su propio consultorio) y programa la operación para la próxima semana y, como calculo que me chequeó con terno y todo formalito como un empleado “white collar”, me advirtió: “y la recuperación es por lo menos una semana”. Luego de haber imaginado que me quedaba ciego de la diabetes, con un glaucoma que me parecía que por el efecto del azúcar iba a quedar en coma para siempre, me repuse y procedí a hacer el trámite para la “recatafila” de chequeos que me iban a hacer. Si este había sido el trámite del chequeo, Dios mío ¿Cómo sería el trámite de los 8 exámenes o mejor dicho, los 7 exámenes y la operación?  Sobre la operación del terigio (y allí recién reparé en la palabra operación que significa cirugía, corte con bisturí en un quirófano y además como era en mi ojo izquierdo me imaginaba una cosa extremadamente dolorosa y con reacciones mías incontrolables, como parpadear mucho, abrir y cerrar el ojo al ver que se acercaba la mano del cirujano, etc.), aproveche de preguntarle expresamente al doctor que si de verdad era necesaria la operación porque yo siempre había tenido un pequeño lunarcito en el ojo izquierdo, en el párpado superior que yo juraba que era parte de mi “sex appeal”, además se me ocurrió hacerle la broma de decirle “mi club de fans se va a oponer que me lo saque”.  Evidentemente, yo juraba que a lo que se había referido el doctor de marras era a mi “lunarcito” mientras que él claramente se había referido a una carnosidad como una telita que me había desarrollado muy poco a poco en el ojo izquierdo y que empezaba a invadir la parte central de mi ojo, al parecer la córnea.  Cuán poca confianza tenemos para despejar claramente nuestras dudas! Sobre mis análisis luego les contaré porque la verdad es que da para todo un artículo pues los aparatos de análisis y las sillas están hechas para personas promedio bajo y yo en esas no quepo, pero luego les cuento. Volviendo al tema, pasé por un trauma porque primero tenía que contarle de todo esto a mi esposa que es sumamente meticulosa y que si no le contaba algo se iba a molestar.  Luego, al retirarme me doy cuenta que me habían recetado unas gotas y cuando fui a farmacia, me dijeron gentilmente, “tiene que ir a pedir el formulario del seguro”.  Regresé a otro “counter”, me procesaron algo que fuera a reservar una “cita”, la pagué y recién con un formato y el “voucher” del pago en la Caja, pude ir a la farmacia para que me dieran las benditas gotas llamadas Lagricel por las que pagué una parte pequeña del precio debido a mi seguro. Finalmente, preparándome para que al contarle el tema a mi esposa no se me pasara ningún detalle, sobre todo alguno importante que luego fuera necesario que ella supiera para aconsejarme o recomendarme, iba pensando lo difícil que iba a ser programar un día para la operación y no solo eso sino que lo peor era que se requería una semana para la recuperación. Esto si me parecía imposible de lograr! En próximo artículo les cuento todo el trámite de mi programación y la operación en si, que es para realmente disfrutar la experiencia.  Cuando hacía memoria de mis trámites, acabo de recordar que hace más o menos un mes y medio, también por iniciativa de mi esposa Carla, fui a renovar mi licencia de conducir que estaba vencida y esa es otra historia que me encantará compartir con Uds! Espero sus comentarios, Un abrazo

Les cuento que por iniciativa de la empresa donde trabajo, el Banco Interbank (www.interbank.com.pe), estamos atendiendo una capacitación sobre Web 2.0 y el instructor es Javier Albarracín, profesional reconocido por su larga trayectoria en el mundo del blog.

A pesar que yo siempre he sabido de los blogs, nunca lo había tomado en cuenta porque como normalmente lo que trato por aspectos laborales es bastante confidencial, no le había visto el lado positivo.  Sin embargo, si quiero participar de este mundo porque pienso que si los fines de compartir conocimientos, experiencias, temas de interés, entre otros, son fines positivos y con objetivos constructivos, es algo que impulsaré definitivamente.

Es por ello que ahora, quiero compartir con Uds. esta introducción al mundo de la blogósfera porque siento que los que estamos en medio de la línea de decisión de entrar o sólo ser un observador y participar cuando esto sea «demostradamente útil», no somos pocos.

Finalmente, me encantaría tener algunos comentarios porque mis dudas son :

  • Si mis fines y objetivos son constructivos, cómo nos «vacunamos» de gente que no «desvirtúe» éstos
  • Siento que lo bueno de los blogs es mantenerlos actualizados y a veces el tiempo es lo que más falta
  • No mezclar los fines comunitarios con los fines comerciales, porque los objetivos son distintos

Bueno, para ser mi primera incursión me parece suficiente comentario.

Solo quisiera terminar compartiendo rápidamente un pequeño perfil profesional mío, soy un Ingeniero de Sistemas de la UNI (Universidad Nacional de Ingeniería), con larga trayectoria profesional en el campo de los Sistemas de Información, Consultoría tecnológica y sobre todo, en la forma de potenciar los negocios con la explotación de tenología de punta, pero todo esto basado en la innovación.  Soy catedrático de la UNI desde 1983, a cargo de un curso de los últimos ciclos de la especialidad de Ingeniería de Sistemas.

Muchas gracias por visitarme y me comprometo a compartir mucha información.